miércoles, 13 de abril de 2011

Pepe

Todo comenzó como cualquier otro lunes. 
Despertador, baño, desayuno, salida de mi casa, trabajo, más trabajo, casa otra vez y... ¡No! ¡De nuevo, no!


Mis zapatos carísimos de cuero están embarrados, con el alimento procesado de Pepe, el caniche histérico del vecino.


Mil veces le reclamé esto, mil veces más Pepe usó mi entrada de baño. ¡Y ya van más de mil pares de zapatos en un mes! Y no cualquier zapato, los mejores del pueblo, los más caros.


No pude evitarlo. Había reclamado 8 veces la semana pasada y los números impares no van conmigo. Así que me quité un zapato y golpeé la puerta del vecino...


Digamos que ahora Ricardo, el vecino en cuestión, ha logrado algo muy bueno: ¡Hizo crecer mis margaritas en mi patio delantero!


No más compras innecesarias, no más vecino, no más manchas... Ah, Pepe ahora vive conmigo. Y mucho mejor, cabe aclarar. Le cambié el alimento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario