domingo, 8 de abril de 2012

Algo viejo, nuevo, prestado y azul…

Las apariencias lo eran todo para mí.

 Por eso, mientras revisaba mi maquillaje perfecto por enésima vez en una hora, apuré mipaso para llegar a la puerta de la Catedral. No quería llegar tarde a mi casamiento. ¿Qué ibaa pensar la gente? Ya tenía bastante con lo que pensaban desde hacía varios meses y que yovenía a enterarme ayer…

 Las palabras de mi madre resonaban en mi cabeza ridículamente peinada para laocasión, “Siempre llevar algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul”.

 Me paré en seco, anonadada por este hecho completamente idiota, como si fuese lo másimportante del universo.

 Algo viejo, la tradición de todas las mujeres de mi familia de rebelarse justo el día de suboda. Mi abuela huyó con su primo. Mi madre estaba embarazada de su profesor (y no, noera mi padre). Y yo… Yo iba a cancelar todo.

 Algo nuevo, ese sentimiento creciente en mi pecho que no me había dejado dormir anoche.Toda mi seguridad reemplazada por ira, envidia y furia.

 Algo prestado, la escopeta de caza de mi ex futuro marido, que ahora estaba escondida ensu camioneta, junto con la pala que le robé a mi hermano. Me gustaría ver sus caras cuandose enteren.

 Justo antes de abrir la puerta para dar mi gran no, recordé lo que me faltaba: algo azul…

 Tal vez podría ser el cuerpo de mi mejor amiga, tan hermosamente enterrado en el patio dela casa de mi hermano, comenzando a pudrirse… Ahora su cuerpo combinaba con sus ojosde hielo frío.

 Y en cuanto a los dos únicos hombres de mi vida… Lo hubieran pensado, porque para mí…Para mí las apariencias lo eran todo.

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